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Jenny Fridman es egresada de la Maestría Melton. Vive en México, allí estudió derecho y luego comunicación en Miami. Si bien siempre creyó que su paso por los ámbitos educativos serían temporales, su vocación y pasión por la educación, junto con diversas experiencias con jóvenes, le hicieron dar cuenta de que era en esa dirección hacia donde quería orientar su recorrido profesional. Es así que tuvo la oportunidad de realizar la Maestría en Educación especializada en Educación Judía; una experiencia que la marcó y transformó. Jenny se ha destacado como estudiante y ha recibido el Premio del Decano. Te invitamos a conocer su historia:
“Actualmente trabajo en el Colegio Olamí ORT en México. Desde joven estuve muy involucrada en organizaciones educativas, pero no formales, y en organizaciones de la comunidad judía de México. Cuando acabé la preparatoria me fui un año a Shnat Hajshara[1] y luego elegí estudiar derecho, lo cual me gustaba mucho y me llamaba mucho la atención. Después tuve la oportunidad de trabajar y estudiar comunicación. Luego entré a trabajar a un colegio judío de México dando clases de derecho, que nada tenía que ver con judaísmo.
Poco a poco el contacto con los jóvenes me fue abriendo otras puertas. En mis clases, a pesar de que era una materia que no formaba parte del departamento de educación judía, lograba poder transmitir mi judaísmo. Eso me gustaba: hacer algo por las nuevas generaciones que continúan con el legado. Siempre encontraba la manera de vincularla con algo del judaísmo. Incluso recibí algunas ofertas para trabajar en colegios no judíos y dije ‘no, mi docencia tiene que ser dentro de la comunidad que es donde yo le encuentro sentido. Estoy preparando a mis jóvenes, a mis líderes del mañana’.
Pensaba que en algún momento me iba a ir a trabajar de lo que había estudiado: una ONG o un despacho de abogados, con la idea de que ya tenía que empezar a practicar un poco lo que había estudiado. Pero estar dentro de un colegio me fue atrapando. Empecé a darme cuenta de que iba a seguir siendo maestra. Y de pronto empezaron a pedirme que ayude en diversos proyectos que no eran de mi materia, para darles el toque de judaísmo que les estaba faltando, ya que no todos los maestros eran judíos.
Viví por un tiempo fuera del país y cuando regresé a México me ofrecieron ser madrijá de Marcha de la Vida[2]. Ahí es cuando me dí cuenta que lo mío es la educación judía. Nunca había pensado en estudiar educación. Pero había entendido que me gusta educar a jóvenes y, sobre todo, cuando tiene que ver con la enseñanza del judaísmo. Creo que es la herramienta más eficaz que tenemos para continuar como pueblo, para poder hacer los cambios necesarios, poder subsistir y seguir. Entonces creo que Marcha de la Vida fue un parteaguas en el que, si bien no es igual a estar en un aula porque está mucho más relacionado con educación no formal, me empecé a apasionar. Para esa época comencé una maestría en educación judía en otra universidad reconocida y con profesores de calidad. Sin embargo, mientras atendía a las clases me cuestionaba si esa era mi vocación y si en realidad iba a aplicar lo que estaba estudiando. Decidí dejarla con el deseo de buscar otros estudios que estuvieran más relacionados con mis estudios previos. Me faltaba un año para terminarla y la boté.
Para ese entonces me habían ofrecido ser tutora de los alumnos más grandes. Ahí estaba mucho más involucrada. No les daba ninguna clase de judaísmo, pero estaba muy en contacto con los maestros que sí, con qué opinaban los jóvenes de sus maestros, qué les gustaba, qué no les gustaba.
Entonces se me presentó la oportunidad de esta maestría en Melton y dije ‘wow’. A mí lo que más me llamó la atención de esta maestría fue pasar dos o tres semanas en el campus de la Universidad Hebrea. Además de querer aprender, quería vivir la experiencia de ser estudiante en la Universidad de Jerusalén, con sus maestros (aunque, por la pandemia, no tuve la experiencia en Israel –aclara Jenny–). Empecé a ver el programa y me encantó. Si bien sabía que era algo diferente a lo que yo ya había hecho, cuando empecé a ver las materias me gustaron mucho.
Al comenzar me dí cuenta que aprendía de los maestros, de las lecturas, de los compañeros. Todo el material que enseñan es increíble, pero lo más increíble es la red que haces de personas que buscan lo mismo que tú en otra parte del mundo. Están preparando jóvenes que están tratando de innovar en la educación judía.
Algo que a mí me encantó de la maestría es que todo está muy enfocado a aplicarlo en el aula. Te enseñan el cómo no solamente el qué. Eso no lo tienes que estudiar porque lo tenemos en Google: yo puedo ahorita encontrar toda la historia del judaísmo completa, pero cómo transmitirla a mis chavos, es un asunto completamente diferente.
La experiencia que he adquirido conociendo los jóvenes judeo-mexicanos en mi ambiente de escuela laica, en donde hay personas de diferentes orígenes, me sirvió muchísimo para poder entender hacia dónde tenía que aplicar lo que iba aprendiendo en la maestría. La verdad las materias me resultaban sumamente interesantes. Si bien al principio no me gustó mucho, después terminé disfrutando de tener que realizar dos materias sobre pedagogía y sobre fuentes judaicas, ya que no tenía ningún background de estudios en educación judía.
Me parece que los profesores están sumamente preparados y que son de gran calidad. Más allá de las materias, la atención que recibes tanto de Marcelo como de Ariel[3] también es sumamente importante, ya que, muchos de nosotros, somos personas que hacía mucho no estudiábamos. Sumado a que estamos tomando una maestría en línea, y que si no tienes ese acompañamiento de alguien, es difícil.
Creo que en ocasiones pensamos que al venir de otras carreras, de otras profesiones, esto no tendrá nada que ver con nosotros, pero yo creo que para educar y para tocar corazones en cuanto al judaísmo y a la continuidad, no necesitas necesariamente haber estudiado educación. Necesitas tener esas ganas, ese vínculo, lograr ese vínculo con los jóvenes que se logra mucho con todas las herramientas que te dan en la Maestría.
Este año me cambié de departamento en la escuela. Sigo siendo tutora de tercero de preparatoria, pero ya no doy la materia de derecho ni de ni de sociología. Doy dos talleres: uno de hasbará y otro embajadores judíos, que tiene que ver con judaísmo contemporáneo, donde los pongo en contacto con jóvenes judíos de diferentes partes del mundo.
Creo que mi práctica es otra gracias a lo que he aprendido, por compartir con otros, con mis pares, por poder decir ‘a mí me funcionó esto y esto no’. De veras me parece que ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y me enriqueció muchísimo.”
Te invitamos a conocer más sobre el programa de la Maestría Melton y acceder a toda la información haciendo click aquí
[1] Programa de formación de líderes en Israel para jóvenes
[2] “Es un proyecto educativo internacional basado en los dos eventos mas importantes de la vida judía del siglo XX: La Shoá (Holocausto) y el establecimiento de Medinat Israel (El Estado de Israel). A través de este proyecto, se conmemora Yom Hashoá en Polonia, y Yom Hazikarón y Yom Haatzmaut en Israel.” - https://marchadelavida.mx/
[3] Se refiere a Marcelo Dorfsman, director de la maestría y a Ariel Dajczman, coordinador del programa