
En países como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, el año escolar comienza generalmente a principios de marzo. A veces a fin de febrero. Los jaguim que resultaban más significativos y de los cuales yo aprendía, eran los que transcurrían durante el año escolar, de marzo a mediados de diciembre. Es por eso que Janucá o Tu Bishvat quedaban en un segundo plano.
Si bien quienes crecemos en marcos comunitarios aprendemos que el judaísmo promueve el concepto de Tikun Olam (reparación del mundo), y en nuestra educación en general nos enseñan que debemos cuidar el planeta, existe una festividad dentro del calendario hebreo que tiene completamente que ver con nuestro vínculo con la naturaleza: Tu Bishvat, el “año nuevo de los árboles”, que se celebra el día 15 del mes de Shvat (en el calendario gregoriano, desde la noche del 5 de febrero hasta la noche del 6). Es una de las pocas fechas en las que no se recuerda un hecho religioso o histórico. En la antigüedad esta festividad se utilizaba para marcar los tiempos para el cultivo y cosecha de los árboles, con indicaciones específicas, como por ejemplo qué año se podían sacar los frutos para uno, qué año para dios, qué año esperar para que descanse el árbol. Hoy es una fecha que nos invita a conmemorar la naturaleza y reafirmar nuestro vínculo y responsabilidad con ella, a través de algunas tradiciones: se plantan árboles y se realiza un seder con frutos secos y se dicen algunas bendiciones más específicas.
En lo personal, siempre me pareció interesante conocer cuál es la manera que tienen hoy en día en Israel, de observar y celebrar las diversas festividades del calendario. Cuando comencé a investigar qué es lo que sucede allí, me dió la sensación de que los valores que promueve Tu Bishvat los tienen incorporados como estilo de vida. ¿A qué me refiero con esto? Para explicarlo, te pregunto, ¿cuántas veces por semana estás en contacto con la naturaleza? ¿Cuánto tiempo por año pasas sentado en el césped? ¿Cuántas plantas sembraste en tu vida hasta el momento? ¿Cuántos paseos por un bosque realizas al año? ¿Con qué frecuencia vas al parque más cercano de tu casa? Te invito a pensar estas preguntas, ya que al indagar sobre cómo es el vínculo de quienes viven en Israel con la naturaleza, me encontré con la realidad de que suele estar completamente incorporada en su rutina el pasar tiempo en espacios verdes (parques, bosques, plazas, etc). Si lo pienso en mi vida cotidiana, una forma de imaginar el poco contacto que tengo con la naturaleza podría ser que cuento con una sola mano los momentos en los que mis pies han tocado el césped el último año. A la vez pienso que lo compenso cuando planto semillas para que crezcan plantas en el balcón de mi casa.
En Israel es muy común que los sábados las familias eligen realizan actividades al aire libre, en espacios con césped. Está incorporado en su vida diaria el pasar tiempo en áreas verdes, realizar breves viajes acampando, o visitar los parques y reservas naturales que tiene el país. Un gran ejemplo que refleja este aspecto cultural de la sociedad es que si le preguntas a alguien que se haya ido a vivir a Israel en los últimos años, si desde que vive allí tiene más contacto con la naturaleza de lo que tenía antes, probablemente te responda que sí. Podemos interpretar que esto tiene que ver con, por lo menos, tres cuestiones: es parte de la cultura israelí; las distancias son cortas y es más fácil llegar en menor tiempo a parques, bosques y campos; las organizaciones gubernamentales promueven la existencia de estos lugares.
En distintas partes de Israel podemos notar iniciativas –ya desde antes de su creación como Estado–, en donde se busca el cuidado de la naturaleza, haciéndola parte de la cultura del país. Otro ejemplo son los pantanos que fueron recuperados y cuidados para que no se sequen, con la intención de conservar la flora y la fauna, como ocurre en En Afek, una reserva natural ubicada en el Valle de Ako. La historia del país tiene una fuerte vinculación con los árboles, ya desde sus comienzos. Cuando se comenzaron a comprar tierras para ser habitadas a comienzos del 1900, una de las primeras cosas que se hacían era plantar árboles, entendiendo la importancia de la forestación.
Si bien Tu Bishvat es una celebración de un solo día, es interesante observar lo que nos propone con una mirada más amplia, como “modo de vida”. El caso de Israel, resulta interesante ya que es parte de su cultura. A su vez, existen una gran cantidad de estudios que demuestran los beneficios en las personas cuando viven experiencias en la naturaleza. Por ejemplo, en teoría, deberíamos pasar entre 20 y 30 minutos por día con los pies sobre el césped. Otras investigaciones explican cuántas clases en las escuelas deberían ser en áreas verdes, y así mejorar las experiencias educativas de nuestros educandos.
Fuente foto: Israel Nature and Parks Authority