Shavuot - igualdad y compromiso

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En artículos anteriores hacíamos referencia a Iom Hashoa, Iom Haatzmaut; Hoy nos toca reflexionar acerca de la festividad de Shavuot: aniversario de la entrega de la Torá. Literalmente, Shavuot significa semanas. Desde la festividad de Pesaj hasta Shavuot, transcurren siete semanas; comienzan con la salida de Egipto, y culminan con la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Dicha festividad se celebra los días 6 y 7 del mes hebreo Siván.

Shavuot alude según la tradición, al momento en que el pueblo judío recibió, por intermedio de Moshé, la Torá, o los diez mandamientos básicos, grabados en dos tablas de piedra. Se suele decir que, si Pesaj conmemora la independencia del pueblo judío, Shavuot se considera el nacimiento de la nación de aquellos judíos independientes.

Sin embargo, me gustaría ir un paso más allá, y permitirme hacerme algunas otras preguntas que abren nuevas posibilidades de reflexión. Si bien hoy se recuerda como una fecha alegórica, vale la pena interrogarse: ¿qué implicó, en ese momento de la historia, que la totalidad del pueblo, hombres, mujeres y niños hayan estado al pie del Monte Sinaí escuchando la palabra de Dios? ¿Cómo eran las relaciones de poder entre las personas de aquella época? ¿Podríamos decir que se trató de una desviación de la forma de vida que prevalecía en aquél momento? ¿Fue un evento que tuvo repercusión posterior en la civilización occidental? ¿Fue algo de avanzada para la época aquél evento? ¿Ese hecho tuvo alguna repercusión a nivel mundial? 

Para esbozar algunas respuestas tentativas, según el autor Lloyd DeMause, en su libro “La evolución de la infancia”, el fenómeno del infanticidio, por ejemplo, era moneda corriente en la cultura griega: “Los niños eran arrojados a los ríos, echados en muladares y zanjas, «envasados» en vasijas para que murieran de hambre y abandonados en cerros y caminos, ‘presas para las aves, y alimento para los animales salvajes’” (Eurípides, Ion, 504).  El hecho de recordar que en esa época el infanticidio era materia diaria, nos hace ver lo diferente que fue la propuesta del pueblo judío. Hombres, mujeres y niños estuvieron en un mismo espacio físico esperando escuchar los Diez Mandamientos. Como si la imagen de todo un pueblo reunido a la par, hablara del lugar de respeto y dignidad que tenía cada ser humano que formaba parte de la sociedad de aquél momento.

Es en ese sentido que varios autores afirman que la Torá introdujo una revolución en la vida de las personas que la aceptaron. El espíritu de la Ley se oponía totalmente a todas las normas aceptadas de esa época. Como explica Cohen: “(...) un Dios sin forma física en oposición a los ídolos de Egipto; la justicia y moralidad en oposición a la esclavitud y la opresión tiránica; la supresión de los bajos instintos en oposición al hedonismo (...)”. (pág. 155). 

La historiadora Yvette Miller describe este fenómeno de lo disruptivo que fue  el decálogo para la época. Desarrolla diez ítems los cuales muestran cómo los Mandamientos trajeron nuevas ideas al mundo de la época: el concepto de monoteísmo; la creación del fin de semana; la idea de censar a la población; la idea de asilo; la Igualdad ante la Ley; el Sistema Judicial; los Derechos de los animales; la rotación de cultivos; los daños monetarios; y la Escuela Pública.

Con todo esto dicho, y volviendo al comienzo de este texto, ¿sigue siendo relevante volver a ese momento histórico para arrojar luz sobre nuestro presente? ¿Dónde nos coloca como sociedad en la actualidad si hace más de tres mil años todo un pueblo al unísono escuchó la palabra divina sin distinciones de género ni de raza, teniendo en cuenta de que se trató de un decálogo de leyes que vino a marcar una diferencia en la época?

Una respuesta tentativa a este interrogante se encuentre, tal vez, en la propia respuesta que el pueblo judío dio en el momento de recibir las tablas de la Ley. Según el relato bíblico, el pueblo dijo antes de recibir el decálogo un contundente “haremos y escucharemos”. ¿Por qué primero hacer y luego escuchar? ¿No tendría que ser al revés? ¿Primero entender para luego llevar a cabo? 

¿Cuál es la dimensión que, como Centro Melton quisiéramos enfatizar aquí? Nos animamos a atisbar que en esa frase que nos trae la tradición, “haremos y escucharemos” se encuentra un factor fundamental hasta ahora no dicho en todo este desarrollo: el compromiso, la voluntad personal y colectiva de llevar a cabo un proyecto. Porque podría venir el mismísimo Dios a decirnos, qué es lo que deberíamos hacer, qué ideas revolucionarias serían propicias, sobre qué nuevos derechos debemos establecer nuestra sociedad, pero sin el compromiso puesto en la práctica, esa declaración queda indefectiblemente en la nada. Por este motivo creemos que Shavuot es una invitación a pensar dónde está nuestro compromiso con estos valores hoy. Y qué estamos haciendo con nuestro actual “haremos y escucharemos”.

 

Referencias bibliográficas:

 

Schlesinger, Erna (1970). Tradiciones y costumbres judías. Editorial Sigal, Argentina. 

Shemtov, Eliezer (2013). Veamos de qué se trata. Un paseo guiado por el judaísmo. Empiria Editores, Uruguay.

Bitton, Iosef. El aborto y el infanticidio en la antigua cultura griegahttps://www.tora.org.ar/el-aborto-y-el-infanticidio-en-la-antigua-cultura-griega/?highlight=civilizacion

Miller, Yvette. 10 ideas que el judaísmo le dio al mundo. https://aishlatino.com/10-ideas-que-el-judaismo-le-dio-al-mundo/

Cohen, Simja (1988). Retorno a las fuentes. Editorial Yehuda, Argentina.

Fuente imagen: Yael Harris Resnick es una artista estadounidense-israelí conocida por sus pinturas acrílicas y de seda pintadas a mano. Gran parte del trabajo de sus trabajos involucra motivos bíblicos y judíos ilustrando el esplendor de la tierra de Israel. Para acceder a su obra: https://yaelharrisresnick.com/