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Los sueños se cumplen con perseverancia y dedicación | Maestría internacional en Educación

Los sueños se cumplen con perseverancia y dedicación

MeitalG

MGrin

La primera vez que entré en mi vida al campus de la Universidad Hebrea de Jerusalen, fue en el año 1996. Tenía 18 años y estaba cursando el “Majon Greenberg leMorim laTzfusot”. En ese entonces el programa lo dirigía el Dr. Yossi Goldstein, hoy uno de los profesores del Master en Educación con especialización en Educación Judía del Centro Melton.

Recuerdo caminar entre los múltiples edificios e imaginarme qué se sentiría ser una alumna de tan prestigiosa universidad. Veía con admiración y con un poquito de –debo confesar– envidia sana a los alumnos que iban de aquí para allá con sus mochilas, libros y miles de sueños e ilusiones como yo.  

En el paseo por el campus mis piernas, por alguna razón,  me llevaron a un edificio que tenía cerca de ocho pisos. Cada piso era una biblioteca en sí misma, o, como diría Borges, un paraíso; pero aquí eran como ocho. Me acerqué a una persona que estaba ordenando unos libros y le pregunte inocentemente qué sucedería si deseara un libro y este no se encontrara en el catálogo. Muy amablemente me llevo hasta una computadora y me dijo que si escribía el nombre del libro o su autor o algún dato, esa computadora me diría “mágicamente” si el libro estaba allí –o en otra biblioteca del mundo–, si lo podía tomar, o si debían encargarlo o comprarlo. No nos olvidemos que era el año 1996. Para mí eso era magia; no tenía idea de que eso se parecería algún día a la internet que utilizamos cotidianamente (y que 25 años después sería el canal que me permitiría cumplir con mi sueño).

A partir de esa visita, me prometí que iba a estudiar en la Universidad Hebrea, sea como sea. Por circunstancias de la vida, debí dejar Israel y volver a la Argentina, donde decidí radicarme en la Ciudad de Córdoba. Por ese entonces el Majon Greenberg tenía un año más de práctica y el Dr. Goldstein se comunicó con la directora del Colegio Israelita de Córdoba para que me recibiera y me tomara un año a prueba como morá. Ese año se convirtieron en 22… hasta que llego la pandemia del COVID-19.

El 2020 me encontró renegando por el encierro total, con nuevos desafíos por las clases virtuales, dificultades en mi casa, y a la vez pasar más tiempo con mi hermosa hija –que disfruté a más no poder–, y mis mascotas. Pero mientras me acostumbraba a una realidad tecnológica totalmente distinta a lo que estaba acostumbrada, me encontré con mucho tiempo que desperdiciaba y con una puerta al mundo que se comenzaba a abrir.

Entre la catarata de mensajes, reuniones por zoom, conferencias, y demás, me topé con una puerta a ese paraíso perdido que había dejado olvidado allí por 1996. En alguna de las tantas redes sociales – mi única conexión con el mundo durante la pandemia–, apareció un anuncio de que se abría la Maestría en Educación con especialización en Educación Judía de la Universidad Hebrea de Jerusalén, de manera virtual y para todo el mundo. Por supuesto que mi primera reacción fue de excitación y entusiasmo, y agradecí a Dios por cruzarme con eso que era lo que yo quería, y nunca había podido conseguir. Israel y Argentina están separadas por muchísimos kilómetros, y hasta ese día, para mí, no había forma de acercarlas.

Mi segunda reacción fue «yo no puedo pagar esto», «yo no puedo hacer esto». «Yo no, yo no…». Pero, ¿y si «yo sí»? ¿Qué pasaría si averiguaba?. Absolutamente nada malo podía resultar con intentarlo. En ese instante recordé lo que siempre les enseño a mis alumnos: el no siempre está, lo interesante es buscar el sí. Así que comencé a averiguar, a juntar los documentos necesarios y a consultar por becas (todo con el asombroso acompañamiento del director Marcelo Dorfman y su equipo). Y casi sin darme cuenta, ¡en octubre de 2021 mi sueño se hizo realidad! Ya era estudiante de la inigualable Universidad Hebrea de Jerusalén.

Luego vinieron dos años intensos de estudios, de compartir con colegas de todo el mundo, de leer acerca de todo los temas referentes a la Educación Judía con la misma curiosidad que tuve aquel día, años atrás, en la biblioteca. No voy a negar que hice muchos sacrificios, que pasé muchas horas de estudio y de trabajo, pero tampoco puedo negar que todo lo que soñé se cumplió. Terminé mi master con excelentes notas, y a partir de atravesar ese paraíso, las puertas del mismísimo cielo se abrieron de par en par. Con sólo poner en mi curriculum que era estudiante de la HUJI, me empezaron a llover miles de oportunidades laborales de todo tipo, virtuales y presenciales. Y ni que decir cuando empecé a poner “Magister” en lugar del “licenciada”. Hoy, además de docente presencial y virtual de distintos colegios y academias, soy la Directora institucional de la DAIA filial Córdoba en Argentina.

¿Qué puedo decir que no suene arrogante? ¡Estoy feliz! No sólo cumplí mi sueño luego de 25 años, si no también mejoré como docente, como persona y como profesional. La Universidad Hebrea me dio un poquito de todo ese prestigio que la caracteriza, y me ayudó a entender que los sueños si se cumplen, pero para eso hace falta perseverancia y mucha pero mucha dedicación.

 

 

 

Meital Grin es flamante egresada de la Maestría Melton.