La pregunta como hilo conductor dentro de la formación de la identidad judía

rebeka_byn

En mi experiencia como maestra de historia judía con jóvenes en los últimos años de la escuela, descubrí la necesidad de anclar el conocimiento de los datos en la identidad de los estudiantes. De no hacerlo, solo terminamos con información que ellos no sienten como propia, y, por tanto, que les resulta irrelevante. Con este propósito en mente, me di a la tarea de  buscar un elemento detonante que pudiera ayudarme a despertar la curiosidad de los alumnos y a hacer que la búsqueda de respuestas fortalezca su identidad.

 

Para explorar "la pregunta como hilo conductor en la formación de la identidad judía a través de la educación", podemos profundizar en la filosofía de Abraham Joshua Heschel y su concepto de “asombro radical”. Heschel nos invita a observar el mundo no desde la duda, sino desde el asombro: una actitud de profunda admiración y reverencia que nace de la conexión espiritual con la realidad. En esta visión, la identidad judía no se construye sobre certezas o escepticismos, sino sobre una apertura al misterio y a la maravilla, que lleva a plantear preguntas esenciales sobre la existencia, la fe y el propósito propio en el mundo.

 

Este "asombro radical" se convierte, entonces, en un punto de partida fundamental para la educación judía. Aquí, la pregunta no busca necesariamente una respuesta definitiva, sino una mayor conexión con la esencia divina del mundo. A diferencia de la duda, que a menudo levanta barreras entre la mente y el universo, el asombro nos permite abordar el aprendizaje con una apertura hacia lo desconocido y con un respeto profundo por el misterio de la vida.

 

En la tradición bíblica, esta actitud se refleja en los profetas y salmistas, quienes vivían en constante humildad y reverencia hacia Dios y el mundo. Su identidad no se afirmaba en certezas rígidas, sino en una búsqueda incesante de sentido. Para Heschel, esa búsqueda —guiada por la pregunta y el asombro— es la esencia de una identidad judía auténtica, una identidad que no teme las contradicciones ni los misterios.

 

Educar desde esta perspectiva implica invitar a los estudiantes a formular preguntas que superen el conocimiento superficial y los adentren en un territorio donde la fe y la razón dialogan. La educación judía, entonces, no es una simple transmisión de conocimientos, sino un proceso de formación identitaria en el que cada pregunta es una oportunidad para reconectar con lo sagrado y con la comunidad.

 

En esta línea, tanto Heschel como Martin Buber entendían que el judaísmo podía ofrecer respuestas significativas para la vida moderna de la época de posguerra, y su relevancia continúa hoy en día. La identidad judía, modelada por el diálogo constante con preguntas fundamentales, se convierte en una respuesta viviente a los desafíos de una sociedad secular. Así, la pregunta no solo da forma a la identidad del individuo, sino que permite al pueblo judío mantener su relevancia y su conexión con las necesidades actuales, preservando una tradición que, en lugar de imponer certezas, fomenta en cada generación la búsqueda de un sentido propio.