Jodesh Elul: crecimiento espiritual, social y emocional

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Inciando el mes de Elul y con la proximidad de las Altas Fiestas, comienza la época del año de mayor demanda para los educadores judíos. Acompañamos a nuestros talmidim a reflexionar y hacer Jeshbon Nefesh, preparamos Cartisei Braja para desear un buen año y tocamos el Shofar cada mañana.

Quiero usar este espacio para ampliar la mirada de Elul y Iamim Noraim, de modo que podamos encontrar en las prácticas milenarias de nuestra tradición, herramientas útiles no solo para el crecimiento espiritual sino también para el crecimiento socioemocional.

 

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El aprendizaje socioemocional se define como el proceso mediante el cual niños, jóvenes y adultos adquirimos y aplicamos las habilidades y las actitudes para desarrollar identidades saludables (CASEL, 2020). Esto implica, entre otras cosas, reconocer, regular y expresar emociones, alcanzar metas personales y colectivas, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y mantener relaciones de apoyo, y tomar decisiones con responsabilidad, considerando el efecto que tienen en el mundo.

Cuando comienza Elul y aparecen en nuestras escuelas los elementos y tradiciones de esta época del año, se abre una oportunidad maravillosa de potenciar el aprendizaje socioemocional de nuestros talmidim y de nosotros mismos.

En Elul escuchamos el Shofar cada mañana (a excepción de shabat). El Shofar es un llamado a despertar el alma para acercarnos a la Teshuvá. Cuando el alma despierta, puede despertar con ella también la sensibilidad y la conciencia, tanto de nosotros mismos como de nuestro entorno. La autoconciencia y la conciencia social son dos de las cinco competencias socioemocionales. Despertar la autoconciencia nos da espacio a reconocernos a nosotros mismos como seres en desarrollo, reconocer lo que sentimos, necesitamos y deseamos. Implica conocernos y ser conscientes de nuestras emociones, ideas, valores, virtudes y desafíos personales. La conciencia social, por su parte, es la que nos permite darnos cuenta de la otredad del otro, de las diferencias individuales y colectivas, de las emociones, necesidades y deseos de otras personas, así como de la forma en que estos otros influyen en mí. Por eso la conciencia social es la base de la gratitud y de la empatía, y es necesaria para implantar el valor de Tikun Olam, ya que la acción surge del reconocimiento sensible de la necesidad.

Podemos apuntar hacia diferentes direcciones de reflexión con el sonido del Shofar cada día de Elul a través de preguntas dirigidas y conversaciones grupales. Una forma de hacerlo es generar una planificación de preguntas orientadas tanto a desarrollar autoconciencia como conciencia social, que nos permita abarcar el período de tiempo en que estaremos escuchando el Shofar con nuestros talmidim. Las preguntas se pueden hacer antes de escuchar el Shofar para que piensen en ellas mientras lo escuchan y, eventualmente, dedicar un espacio de reflexión grupal a continuación.

Algunas preguntas posibles para desarrollar autoconciencia son: ¿cuáles son las cosas que más disfruto hacer y por qué? ¿Qué situaciones me generan emociones difíciles o desagradables y por qué? ¿Qué emoción estoy sintiendo en este momento y por qué? ¿Cómo me conecto con D’s? ¿Cuáles son las cosas más importantes de mi vida y por qué? ¿Cuáles son los valores más importantes para mí y por qué?

Preguntas que pueden ayudar a desarrollar conciencia social, por otro lado, son: ¿en qué me parezco y en qué me diferencio de mis compañeros? ¿Qué aspectos de diversidad son los que más enriquecen a mi clase y por qué? ¿Qué emoción creo que está sintiendo mi compañero de puesto y por qué creo que se siente así? ¿Cómo se sienten mis compañeros cuando los respeto, y cuando no los respeto? ¿Qué puedo hacer yo para ayudar a que mis compañeros se sientan mejor? ¿Qué tengo para agradecer hoy?

En Elul también podemos desarrollar habilidades relacionales, otra competencia socioemocional, que nos permite establecer y mantener relaciones saludables con quienes nos rodean. Recordemos que somos seres sociales y nos realizamos en sociedad, por lo que la calidad de las relaciones que desarrollamos nos define y determina en parte nuestra felicidad. La tradición de enviar tarjetas de saludo para desear un buen año, los Carteisei Braja, son una oportunidad para evaluar cuáles de nuestras relaciones necesitan ser revisadas, cuáles nos nutren y nos hacen bien y cuáles no. En cuáles de nuestras relaciones necesitamos poner más de nuestra parte, dónde nos hemos equivocado y debemos pedir perdón.

Un camino para hacerlo es invitar a cada talmid a hacer una lista de personas importantes en su vida y pensar qué podrían escribirle a cada una para mejorar la relación que tienen con ellas. Puede ser declarar intenciones de pasar más tiempo juntos, pedir perdón, expresar si hay algún asunto no resuelto y proponer una instancia para resolverlo. Puede ser también agradecer por el aporte que significa esa relación, valorar explícitamente alguna cualidad de la persona o de la relación, o recordar alguna anécdota que fue relevante para el fortalecimiento de esa relación. Este sería el primer paso antes de confeccionar las tarjetas, de modo de potenciar la instancia para revisar y mejorar cada una de las relaciones.

Finalmente, tenemos la tarea de Jeshbon Nefesh, donde revisamos nuestra conducta del último año y nos proponemos metas para mejorar el año entrante. Hay quienes utilizan la imagen de una balanza para graficar nuestros aciertos y equivocaciones, para generar este balance del alma. Este ejercicio, con o sin balanza, nos invita a desarrollar dos competencias socioemocionales muy importantes. En primer lugar, la autogestión, que es la suma de habilidades orientadas a ser nuestra mejor versión. Aprender a regular nuestras emociones para vivirlas y expresarlas de forma saludable, proponernos metas con determinación y perseverar en ellas para lograrlas a pesar de los obstáculos, y ser proactivos en el autocuidado físico y emocional, postergando gratificaciones cuando es necesario. Cuando nos autoevaluamos a través del Jeshbon Nefesh, podemos revisar cuál de estas habilidades necesita de nuestra atención para que el próximo año seamos mejores que el año que termina.

En segundo lugar, podemos desarrollar la competencia de toma responsable de decisiones, que es el conjunto de habilidades que nos permite participar activamente de los grupos a los que pertenecemos considerando la ética y trascendencia de nuestras decisiones con pensamiento crítico y visión de futuro. Si realmente queremos hacer cambios positivos para nosotros mismos y para nuestro entorno, esta es una competencia sumamente relevante.

Podemos potenciar el ejercicio de Jeshbon Nefesh para estos propósitos a través de una tabla de tres columnas. En la primera columna escribimos las metas que tenemos para el año entrante. Estas metas pueden tener relación con diferentes ámbitos: social, familiar, académico, espiritual, afectivo, etc. En la segunda columna, escribimos qué necesitamos para lograr cada una de esas metas. Quizás es una habilidad (determinación, perseverancia, proactividad, autocontrol, regulación emocional, autocuidado, etc.), quizás es un apoyo externo (hacer un curso, pedir ayuda, etc.) o una estrategia específica (usar un horario o calendario, realizar prácticas de mindfulness, etc.). En la tercera columna, escribimos cuál será la consecuencia o el beneficio de lograr esa meta en particular. Para lograr esta reflexión, es importante pensar en las consecuencias para uno mismo, para el entorno inmediato y para el mundo amplio, así como, en términos temporales, consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

A veces, por la alta demanda que implica esta época del año para los educadores judíos, nos olvidamos de tomar este tiempo también para nosotros, porque la educación judía se adapta a la etapa del desarrollo de cada uno de nuestros talmidim, pero el judaísmo en su riqueza está lejos de ser algo infantil. La invitación es a utilizar estos consejos también para nosotros. Estas fechas son una oportunidad para revisarnos, agradecer, crecer y mejorar. No la dejemos pasar.

Eliana es graduada de la Maestría Internacional es Educación del Centro Melton.