Escribir sobre la Educación Judía para adultos es un tema amplio y fascinante que puede abordarse desde diferentes perspectivas, como la historia, los enfoques pedagógicos, las instituciones y programas específicos, y los desafíos contemporáneos. La importancia de la educación continua en el judaísmo implica que no hay edad donde se termina de estudiar, de conectar con los textos, con la tradición, con el modo en que desde la praxis judía podemos llevar una vida judía. Esta práctica, el estudio continuo, ha sido fundamental para la preservación y transmisión de la identidad y la cultura judía a lo largo de la historia.
Hace varios años que me dedico a dictar cursos de Educación Judía para adultos y encuentro en este espacio de estudio un lugar de privilegio para pensar que es necesario acompañar y sostener la educación judía para niños y jóvenes, desde la interioridad de la vida familiar. Por ello, sostengo la idea de que sin el compromiso activo de estudio de los padres, la educación queda a mitad de camino entre lo que es y lo que podría ser. A su vez, la Educación Judía para adultos es la oportunidad que tienen aquellos adultos que nunca pudieron estudiar judaísmo por diversos motivos. También es un espacio de reencuentro para aquellos que lo hicieron a edad temprana. Es también el espacio de formación y capacitación para aquellos adultos que ejercen la docencia y comprenden la importancia de seguir estudiando y capacitándose para enseñar nuevos conceptos, o fuentes judías que no han leído previamente.
La torá (en lo que podríamos denominar “los inicios de la historia de la Educación Judía”) apunta a la educación familiar. Allí se hace hincapié en la obligación paterna de educar a sus hijos. “Y enseñadlas a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deut. 11:19). Luego este deber será delegado en los maestros. La enseñanza no se trata aquí de un saber académico, sino de la necesidad de una memoria colectiva para dar sentido al modo de vida que prescribe la torá para el presente. Es, siguiendo esta línea, la tarea de los padres y madres transmitir a sus hijos e hijas tanto las leyes como la memoria narrativa.
Si consideramos que la torá le ordena al padre educar a sus hijos, surge inmediatamente la pregunta acerca de la importancia de la educación en los adultos. ¿Cómo es posible enseñar lo que no sabes o no estudias? Hoy en día esa pregunta queda suspendida gracias a la institución educativa, sea una escuela o una comunidad. Sin embargo, siendo que la Educación Judía no empieza necesariamente en la escuela, el compromiso y el involucramiento de los padres, de los abuelos o adultos en general, dentro y fuera de la comunidad educativa generarán un mayor éxito en la formación de los hijos. Debemos, por lo tanto, buscar el sentido de la educación permanente de los adultos: la educación para adultos sigue siendo un pilar en la educación.
Según mi opinión, es necesario pensar una educación pluralista para adultos basada en la enseñanza de los valores e inspirada en las ideas de Michael Rosenak en la concepción buberiana del yo-tú (entre un lector/intérprete y el Texto/Tradición). En otras palabras, utilizar el concepto de dialogo como encuentro, cuyas raíces están la relación yo-tú aplicada a la experiencia educativa, y la concepción de comunidad de texto planteada por David Hartman y Moisés Halbertal. La experiencia educativa se centra en el texto, específicamente en la relación entre el lector y el texto. En ese “entre” surgirán dilemas, debates e intercambio. Esto es, crear una relación “yo-tú” con el texto evitando todo tipo de abordaje yo-ello. No se trata de arribar a conocimientos cerrados y dogmáticos (la cosificación del texto) sino a la relación que despierta el diálogo entre el lector y las fuentes a estudiar. Por su parte, Michael Rosenak se refiere a creencias o ideas que están implícitas en los textos judíos clásicos: en un diálogo fructífero con textos e ideas de la filosofía general de la educación o con otros textos, emerge la riqueza: del encuentro entre textos.
Según Hartman “The first principie of Jewish education is that when you learn Torah you become a part of an interpretive community”. Sostiene Hartman que la Educación Judía debe capacitar a los estudiantes para que se sientan parte de la comunidad interpretativa que constituye la torá. La capacitación de las personas para participar en el debate, para sentirse intelectualmente libres de comprometerse y discutir con la tradición. Siguiendo su idea concibo la educación para adultos como el modelo que posibilita construir una comunidad de texto: ser uno mismo parte del texto.
Asimismo, Holtz hace mención de un modo particular de enseñanza de la Biblia: “What characterizes this style of teaching is that it focuses on the experience of the reader in encountering the text-what happens to the reader and how the text itself is structured to affect the reader are the concern here.” Leer, entonces, no es una cuestión de descubrir lo que significa el texto, sino un proceso de experimentar lo que te hace: pasar de ser lector a intérprete y, a su vez, a ser uno mismo parte del texto, y al texto como parte de la vida cotidiana. Es decir, ser hacedores del texto, y buscar nuevos sentidos relevantes en el aquí y ahora, el aprendizaje como empoderamiento, en palabras de Hartman.
This is due, I believe, to the inherent dynamic of being "the people of the book." The text defines your picture of reality. Unless you master it, you will be enslaved by it. You cannot build your future unless you interpret your past. In such a world, learning is empowerment. Discovering new layers of meaning in your sacred texts opens up new possibilities for your future.
Poner en diálogo a estos pensadores de la educación, me hicieron reflexionar en la posibilidad de transformar el beit midrash en un “bein” midrash, un beit midrash desde la visión del dialogo, de aquello que sucede “entre” el yo y tú; aquello que ocurre entre el lector y el texto o entre el lector y los otros.
Entre los desafíos que enfrenta la Educación Judía para adultos podríamos pensar en la motivación de encontrar un tiempo fijo para el estudio. Asimismo, en comprender la importancia del estudio para fortalecer la identidad judía. Existe, además, una dificultad de motivar a las generaciones jóvenes de padres a estudiar y debatir con otros textos ancestrales y relevantes a la vida actual. Por último, la financiación implica otro gran desafío: muchas veces las instituciones educativas no invierten en la formación para padres o espacios de estudio sistematizado para adultos en general, y eso dificulta pensar proyectos viables al menos en América Latina. Sin embargo hoy las oportunidades innovadoras que existen, como el uso de las plataformas digitales y la creación de nuevos espacios de aprendizaje, permiten atravesar las fronteras locales generando expansión y mayor alcance de sitios de estudio a través de dichas plataformas.
En mi experiencia, trabajar en Educación Judía para adultos me permite comprender la riqueza que emerge del encuentro con los otros, del respeto por la alteridad y el aprendizaje desde las diferentes maneras de interpretar los textos. Considero que aprovechar la multiplicidad interpretativa, que proponen nuestros sabios en el estudio de los textos, es una experiencia educativa fundamental que tendrá un fuerte impacto en la identidad judía de los adultos. Además de enriquecerlos cognitivamente, les brindará herramientas para la vida. Esto es así ya que las herramientas hermenéuticas del texto bíblico son un modo de percibir la realidad asumiendo que no hay un solo modo de entender sino modos de interpretar, y que aún en el disenso cada palabra y cada interpretación es valiosa.
Al haber ciertas “verdades” consumadas, esta manera de acercarse a los textos implica un gran desafío por parte del educador, ya que se invita él mismo junto a sus educandos a cuestionarlas, a debatirlas. Es un modo de re-ligarse [religión, del latín religare] o, parafraseando a Levinas, de entender que el judaísmo es una religión de adultos. La importancia radica en transmitir un judaísmo relevante, significativo y pertinente. Que presente dilemas a discutir y resolver las tensiones entre lo ancestral y lo contemporáneo, en la pluralidad de textos que ofrecen nuestras fuentes clásicas y los pensadores modernos.
Referencias bibliográficas
Buber. M. Yo y tú.
Hartman. D. “In Search of a Guiding Vision for Jewish Education
Holtz, B. Textual Knowledge. Teaching the bible in theory and in practice.
Levinas, E. Cuatro lecturas talmúdicas.
Halbertal, M. People of the Book.
Rosenak, M. La enseñanza de los valores judios.
Rosenak, M. Commandments and Concerns.
Marisa es flamante graduada de la Maestría Internacional en Educación Judía del Centro Melton.