Educación en la discapacidad

shalva_00

 

¿Cómo pensamos la educación en la discapacidad? ¿Con qué perspectiva abordamos aquello que escapa de la “normalidad”? ¿Cómo influye en nuestra forma de educar?
 

Según estadísticas del Banco Mundial, el 15% de la población mundial, es decir, cerca de 1000 millones de personas, tienen algún tipo de discapacidad. La Convención de las Personas con Discapacidad (CDPD) las definió en 2006 como “aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”[1]. Las personas con discapacidad (PCD) habitan espacios en los que interactúan constantemente con personas sin discapacidades. En esos espacios es donde se encuentran con las barreras mencionadas en la definición. Allí se pone en cuestión la igualdad de condiciones que hay que facilitar y construir. Entre esos espacios está la escuela. Si todas las personas, sin distinción de sus capacidades, tienen derecho a la educación, ¿cómo se consigue  garantizar este derecho en la escuela?

 

Una zona de confort

Las mariposas de colores que adornan la entrada del centro Shalva (la Asociación para el Cuidado y la Inclusión de Personas con Discapacidad en Jerusalén), simbolizan esos comienzos difíciles que todas las personas podemos tener y que nos hacen sentir vulnerables, aún cuando luego logremos volar. El centro comenzó a funcionar en 1990, sólo con 6 niños que asistían a actividades extracurriculares. Hoy en día, Shalva les provee a miles de PCD (niños y adultos) toda clase de servicios y programas, además de brindarles terapias de avanzada, marcos educativos, sociales y recreativos, entrenamiento, vivienda, apoyo emocional y psicológico. La visita al centro es una experiencia realmente inspiradora, “se nota que hay dedicación y mucho amor. Porque hay una intención detrás de cada detalle. Ahí pude sacar algunas ideas para mis propias clases”, cuenta Yanina Grinberg, estudiante de nuestra maestría, que es Lic. en Educación y morá de Educación Judía de la Escuela Ort, en Argentina, y del Colegio Estado de Israel, en Paraguay, donde enseña Tanaj y Fundamentos del Pensamiento Judío. Ella y sus compañeros visitaron el centro como parte de las clases del semestre de verano. También visitó el centro Daniela Rigon Godoi, profesora y tutora de primaria en el Colegio Brasileño Israelita de Porto Alegre, quien destacó que “en Shalva todos tienen una dificultad, por lo que se superan a sí mismos todo el tiempo, y nadie está obligado a vencer”. Daniela trabajó durante 11 años en un espacio similar en Brasil, su país de origen. Para ella, la participación de niños diagnosticados en un entorno como ese es importante para darles una zona de confort, donde se aliente la participación entre iguales y la evolución. Además, hizo hincapié en el rol de las familias, que son acompañadas desde la institución, y se brindan apoyo y contención entre ellas.

 

Educación inclusiva

En la actualidad, Daniela tiene en su clase dos alumnos con distintos grados de Trastorno del Espectro Autista (TEA) y un alumno con diagnóstico aún no concluyente de dislexia, además de dificultades en algunos aspectos de cognición y memoria. Ella es la encargada de adaptar los objetivos curriculares a las posibilidades de cada estudiante. “Entre todo lo que está organizado para toda la clase, yo analizo uno por uno qué puedo trabajar con ellos. A cada uno, se le adapta el desafío. Tal vez para los demás es importante saber que una palabra se escribe con dos erres o con una. Pero para él, no lo es, lo importante es escribir. Para él el desafío será construir una oración”, explica. 

En relación con la cultura de su país y la idea de la “normalidad”, Daniela cuenta que, si bien existe la adaptación del currículo y hay auxiliares docentes (psicólogos o pedagogos) que el Estado demanda a las escuelas contratar para cada niño que presenta un diagnóstico, “acá ya no usamos ese concepto de “normal” porque no existe eso, nadie es normal”. A partir del cambio de currícula, en Brasil los estudiantes con discapacidad se integran con los demás. “Aunque a veces, observo que a las familias de estos chicos se las pone en un lugar de pobrecitas, o se las ve con lástima”, sostiene. Por eso es que los espacios como Shalva, para ella, cumplen un rol importantísimo para esas familias: ahí no necesitan superarse todo el tiempo, tienen estabilidad y pueden hablar de sus sentimientos en igualdad de condiciones. Asimismo, estos espacios se complementan con las escuelas donde estos niños asisten: uno depende del otro. “En este lugar en el que yo trabajé, había niños que no asistían a la escuela y solo estaban ahí, y estos niños no evolucionaron. ¿Por qué? Porque no se requería de ellos la superación. Ya lo dijo Vygotsky, ya lo dijo Piaget, necesitamos desengancharnos y salir de este lugar de comodidad para poder evolucionar, aprender y querer aprender más. Entonces, estos espacios se complementan porque el niño estará constantemente evolucionando y sintiéndose bien, evolucionando y sintiéndose bien”, explica.

 

El foco en la comunidad

Psicóloga y docente, Natalia Roisman trabaja desde hace años promoviendo la inclusión de PCD en instituciones de la comunidad judía y espacios educativos diversos. Es co-fundadora de Otzma, un centro cultural terapéutico para niños, psicóloga institucional de Ory, y coordinadora general de Taglit Inclusivo. En relación a los desafíos que enfrentan las instituciones judías, Natalia menciona la falta de información, que conlleva prejuicios y suele generar exclusión involuntaria y sostiene que las instituciones judías tienen desafíos similares a las no judías en este tema. Sin embargo, cree que siempre es necesario reconocer las especificidades socioculturales de cada institución para poder adaptar las estrategias de inclusión en consecuencia. “La accesibilidad en todo sentido suele ser compleja, además de los métodos de enseñanza y las adaptaciones curriculares, especialmente en la educación no formal”, agrega. 

Taglit Inclusivo surgió en el 2018. Fue un proceso largo y transformador, cuenta Natalia, en el que se buscó garantizar que todas las personas tengan la oportunidad de participar de Taglit, entendiendo que algunas requerían otros tiempos, apoyos y adaptación del programa. Si bien ya “habían viajado chicos con retraso madurativo o con síndrome de Down y usuarios de silla de ruedas en grupos de Taglit donde la mayoría del grupo no tenía ningún tipo de discapacidad, lo que se evaluaba era que la persona con discapacidad realmente pueda seguir el ritmo y no necesitar de grandes apoyos externos”, explica Natalia. En ese sentido, “la diferencia entre integrar e incluir tiene que ver con evaluar si realmente las personas sin discapacidad van a poder disfrutar de la propuesta y lo mismo para las personas con discapacidad intelectual”, agrega. Así fue como Argentina logró hacer exactamente el mismo programa que hacen todos los participantes de Taglit.

 

Estrategias para la inclusión

Natalia Roisman recomienda, para integrar de manera exitosa a personas con discapacidad en instituciones que tengan otros estudiantes sin discapacidad, abordar los aspectos de:

a) Sensibilización y capacitación: brindar capacitación a directivos, personas de bitajon, maestranza, docentes y estudiantes sobre la discapacidad y la importancia de la inclusión. Esto ayudará a crear una mayor comprensión y empatía hacia las necesidades de cada individuo.

b) Adaptaciones y apoyos: identificar las necesidades específicas de cada persona, proporcionar adaptaciones y apoyos adecuados para que puedan participar en las actividades educativas, recreativas y sociales de manera activa.

c) Fomentar el respeto y la empatía: promover una cultura de respeto y empatía en la institución, donde se valoren las diferencias individuales y se fomente la colaboración y el apoyo entre todos.

d) Trabajo en equipo: involucrar a las familias y a profesionales especializados en el proceso de inclusión, trabajando en equipo para garantizar el bienestar y desarrollo integral de cada miembro de la comunidad.

 

Ya sea para la organización de viajes educativos, actividades en espacios no formales o en la escuela misma, es indispensable formar a docentes y autoridades en prácticas de inclusión y diversidad. En ese sentido, desde el Centro Melton celebramos la visita de  nuestros estudiantes a Shalva y estamos seguros que se aporpiarán de las estrategias que conocieron allí, para “llevar a la práctica los valores proféticos y el tikun olam en los espacios educativos”, así como fue dicho por ellos en el cierre de la visita.

 

Fuentes consultadas

http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL004887.pdf

https://open.spotify.com/episode/7autNrTfj027bwiQID0F8d?si=kFnNzcCfQpeLUtQ2NDehfA

https://www.bancomundial.org/es/topic/disability#:~:text=La%20inclusi%C3%B3n%20de%20la%20discapacidad,sufren%20alg%C3%BAn%20tipo%20de%20discapacidad.

https://prizmah.org/hayidion/pluralism/rival-versions-pluralistic-jewish-education

 


[1] Artículo 1º, inciso 2º de la CDPD.