
Sofía Weinmann, flamante egresada del programa de Maestría en Educación con especialización en Educación Judía del Centro Melton, nació en la ciudad de Mar del Plata, Argentina. Formó parte de la tnuáHabonim Dror. Luego se mudó a la Ciudad de Buenos Aires y asistió a la escuela Martín Buber. Cuando regresó del Majón de Madrijim en Israel empezó a trabajar como morá en distintas escuelas, se formó en el Beit Hamejanej Haiehudí (La casa del Educador Judío), e hizo cursos en Yad Vashem. Es licenciada en psicología de la UBA. Se especializó en Psicoanálisis y Prácticas Socio-Educativas en Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Actualmente se encuentra terminando una especialización en Psicología Clínica Infanto Juvenil, trabaja en el Departamento de Juventud, en la Sociedad Hebraica Argentina.
A continuación un recorte de la entrevista:
¿Cómo fue la experiencia que tuviste en la maestría y en qué piensas que te aportó?
Sofía: Bueno, por un lado fue un placer y un privilegio poder cursar en la Universidad Hebrea y aprovechar esa oportunidad. Es un lujo la calidad de los docentes que tuvimos en todas las materias. Se generó un lindo espacio de intercambio entre los compañeros y un espacio de networking donde podemos conocer otras realidades de otro tipo de instituciones, de comunidades, de cómo funciona en otros países.
Por otro lado, la maestría me aportó en formalizar un montón de conocimiento, desde un estudio académico formal, con un alto nivel, en el que pude conocer mucho más distintos aspectos de la comunidad judía del mundo, las particularidades de las comunidades, y la comunidad judía en Israel. Además, de las materias relacionadas a distintos aspectos de lo que es la educación judía, la innovación, etcétera.
Creo que la maestría da un punto de partida interesante en posicionarnos como profesionales con nuevas herramientas, tanto en el mundo de lo comunitario, como también las herramientas de lo que tiene que ver con la gestión y con recursos de la innovación y estrategias de enseñanzadiversas, para poder llevar adelante nuestra tarea de una mejor manera y asumir nuevos desafíos profesionales.
¿Qué recuerdo, tal vez de algún trabajo que hayas realizado para alguna materia, quisieras compartir?
S: Bueno, una de las últimas materias que cursé, que me movilizó mucho, me interesó mucho y me motivó mucho a estudiar, fue la materia de Judaísmo Contemporáneo con el profesor Yossi Goldstein, en la cual estudiamos todo lo que tiene que ver con el concepto de comunidad, y de las transformaciones de la de la kehilá a lo largo de la historia. Y, con las particularidades de distintos espacios y distintas regiones del mundo, cómo los modelos de comunidad se van transformando a la luz de los contextos, a la luz de la sociedad circundante, y la situación política, social, económica y cultural de cada región, de cada país.
Fue en esta materia que elegí para escribir una de las dos tesinas de la maestría. Mi tesina tiene que ver con el concepto de comunidad, cómo se fue transformando a lo largo del tiempo y en el caso particular de Buenos Aires, qué lugar ocupa en las instituciones más hegemónicas, más tradicionales, las instituidas, las más conocidas o más grandes, y qué lugar vienen a ocupar aquellas instituciones más periféricas, de jóvenes que tienen la necesidad de sentirse alojados en el marco comunitario judío, pero que hasta ahora no lo han encontrado. Y en particular, estudié el caso de las organizaciones de los movimientos LGBT en la Ciudad de Buenos Aires; las distintas organizaciones que se fueron creando por necesidad y demanda de jóvenes que necesitaron y quisieron, demandaron, un lugar en la comunidad judía que hasta ese momento no se sentían alojados.
Creo que esto lo que nos permite pensar es en un modelo de comunidad judía que se transforma a sí misma, que está en movimiento, que responde a las necesidades de los contextos, y que está abierta a ser influenciada o a ser transformada por jóvenes con ideología que quieren seguir viviendo sus vidas dentro del marco comunitario. Y en cómo podemos pensar un judaísmo o una comunidad judía que sea inclusiva de las diferencias, que aloje a la diversidad de modos de vivir el judaísmo. Creo –es un poco mi perspectiva– que en el mediano y largo plazo esto lo que va a hacer es que la comunidad judía se fortalezca, y en lugar de segregar o expulsar, pueda alojar, incluir.
Para finalizar esta enriquecedora entrevista, ¿qué mensaje le podrías dar a otros profesionales de la educación judía?
S: Bueno, en primer lugar, la importancia de seguir formándose. Me parece que la formación siempre es continua, no termina cuando uno termina una carrera, no termina cuando uno consigue un trabajo, sino que hay una responsabilidad en lo que hacemos como educadores y como educadores de la red judía; y en instituciones que tienen que ver con la continuidad del pueblo judío, implica una responsabilidad en la formación propia, de seguir formándonos.
Invitarlos también a que vean a la maestría como una oportunidad de formarse académicamente en un espacio de primer nivel, en esto que ya se están desempeñando.
Por otro lado, me gustaría transmitir el mensaje de lo que implica el trabajo en equipo, armar redes, armar espacios de networking y trabajar de una forma colaborativa y solidaria. Creo que necesitamos entendernos a nosotros y a nosotras, cada uno desde el lugar en el que está, como parte de un equipo que trabajamos por la continuidad del pueblo judío y por los espacios de educación, que a cada uno, en el lugar en el que está en ese momento, en la institución en que te encuentres, en el rol en el que ocupes, tienes un lugar muy importante en la tarea que entre todos estamos llevando adelante, y me parece importante que podamos vernos desde ese lugar, como como parte del mismo equipo, que vamos por el mismo objetivo, e invitarnos a trabajar más en conjunto, a visibilizar los trabajos que hacemos, a compartir los recursos educativos que fuimos creando o experiencias positivas o negativas, que nos puedan servir como aprendizaje para poder trabajar en red. Y por otro lado, entendernos como parte de una tarea que es muy importante. Creo que no siempre es reconocida material o económicamente o simbólicamente, la importancia que para mí sí tiene la educación judía. Y creo que es importante que nos veamos a nosotros mismos como herramientas de la construcción de un futuro posible, y eso vuelve nuestra tarea mucho más relevante. Me parece que como profesionales de la educación judía tenemos la tarea de construir que este espacio nos trascienda, que trascienda a las personas que estamos hoy, y para eso hay que trabajar mucho. Para eso tenemos que entender y ser conscientes de la relevancia que tiene el trabajo que hacemos, y nos invito a enorgullecernos del trabajo que hacemos, que realmente vale la pena, que son cosas que a veces no tienen un efecto en lo inmediato, y que muchas veces tenemos que sortear dificultades del contexto, de un montón de cuestiones que tienen que ver con con poder dedicarnos al trabajo que hacemos habitualmente. Pero creo que es un trabajo que vale la pena seguir, seguir haciéndolo, y hacerlo bien. Y para hacerlo bien tenemos que formarnos.
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Desde el equipo de la Maestría Melton estamos muy orgullosos de Sofía, y le deseamos mucho éxito en todo lo que emprenda en adelante.