El doctor Henryk Goldszmit nació en Varsovia en el seno de una familia judía adinerada en julio de 1878. Cuando era un niño de cinco años, según recuerda su diario, tuvo algunos pensamientos duros sobre el mundo en el que nació:
“Le revelé a la abuela en una conversación íntima mis atrevidos planes para cambiar el mundo... el plan era deshacerme de todo el dinero del mundo. Cómo y dónde, y qué hacer a continuación, no lo sabía... el problema era mucho más complicado y difícil: ojalá no hubiera más niños sucios, desgastados y hambrientos con los que no se me permitía para jugar en el patio”.
A la edad de 20 años, comenzó a estudiar medicina en Varsovia y, al final de sus estudios, trabajó como médico en un hospital infantil. Vivía en el complejo del hospital y cuidaba a los niños las 24 horas. Recibía pacientes del barrio de clase trabajadora-pobre sin cobrarles honorarios y, a veces, hasta les daba dinero para medicinas. A principios del siglo XX, viajó por toda Europa investigando prácticas de cuidado infantil. En Londres, como se menciona en su diario, tomó la decisión interna de nunca tener una familia propia y más bien dedicar su vida al cuidado de los niños.
En 1912, junto con Stefania Wilczyńska, fundó un orfanato en Varsovia para niños judíos. Era una institución educativa muy inusual dirigida por un parlamento infantil democrático y un tribunal infantil. Cada uno de los huérfanos tenía derecho a citar a uno de los ocupantes de la casa que le había hecho daño o cometido un delito, y ni siquiera el director del orfanato era inmune al juicio.
Goldszmit ha escrito libros sobre pedagogía. Uno de los más conocidos es "Cómo amar a un niño". Creía que la palabra del educador solo puede afectar al niño si el educador mantiene una "higiene espiritual", una verdadera creencia interior en el bien interior del niño. Escribió en su libro la famosa frase: “No hay niño malo, hay niño que se siente mal y por eso saca su frustración”.
Durante los años que dirigió el orfanato, escribió libros para niños bajo el seudónimo de Janusz Korczak. Fundó el primer periódico para niños y jóvenes en Polonia, escrito íntegramente por niños. Además, tenía su propio programa de radio de gran audiencia, en el que se dirigía directamente a los niños y les hablaba como iguales. Sin embargo, la segregación racial y el boicot a las empresas judías en la década de 1930 presionaron a los medios polacos, lo que finalmente llevó al cierre del periódico y del programa de radio.
Después de que el orfanato fuera trasladado al gueto, Goldszmit recibió repetidamente ofertas prometiéndole un rescate seguro, pero se negó a abandonar a los niños. En agosto de 1942, Stefania Wilczyńska y Goldszmit les dijeron a los niños del orfanato que los llevarían a caminar fuera del gueto para ver campos, bosques y flores. Se le pidió a cada niño que llevara un juguete favorito o un libro querido con ellos. Los niños y el personal marcharon desde el orfanato hasta los trenes que conducían al campo de exterminio de Treblinka. Goldszmit marchaba a la cabeza con los niños más pequeños en brazos. Los niños, Wilczyńska y Goldszmit, fueron asesinados en el campo de exterminio de Treblinka.
Quedan preciosos escritos de lo que Goldszmit dejó atrás, y su concepción educativa sirve de inspiración a muchos educadores en todo el mundo. También dejó fascinantes diarios personales, que contienen sus pensamientos privados. Escribió una breve oración en una de las páginas de la lechería: "Dame, Dios, una vida dura pero hermosa, rica y noble". Esta oración parecía haberse hecho realidad.
